Historia de un ángel negro

Ángeles, demonios, meniras, engaños. Nada es lo que parece...

¡Gracias por interesaros n.n!!
Espero que os guste:



Iba corriendo por el bosque. Oía a lo lejos las pisadas de esos hombres que, tras de mi huída empezaron a perseguirme...

Entonces, me fijé en la hierba pisada delante de mí, cuyas huellas coincidían con mis piés.Asustada, comprendí que había corrido en círculos.

De repente, me ví rodeada de ésas lanzas de hierro que buscaban mi muerte...

Retrocedí unos pasos, asustada, con el miedo pintado en mi rostro y lágrimas negras casi cayendo por mi pequeña carita de niña. Empezaron a reírse con una risa que me heló la sangre,... como bestias despiadadas...

Entoncés, encontré lo que en ése momento podía ser mi única vía de escape: me escabullí entre el hueco del tronco de un árbol, a mi espalda, dividido en dos.

Les oí mascullar algo por lo bajo, pero no escuché ni miré atrás, sólo seguía corriendo....

Pronto, empezaron a perseguirme.

Cuando ya llevaba un rato corriendo, y tenía rasguños en las piernas, y los piés doloridos, tropezé y caí sobre un arbusto.

Por entre sus ramas me colé, y caí estrepitosamente.

Dolía, dolía mucho... Podría jurar que se me habían roto unos huesos en la caída...

En tonces, oí unos pasos pasar de largo... Al parecer no notaron mi presencia...

Intenté moverme, pero no conseguí más que clavarme el hielo, frío y puntiagudo, que me rodeába. Las paredes eran demasiado altas, y no sentía las alas...

Poco a poco, las fuerzas me iban abandonando, y la vista se me iba nublando...

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Empecé a despertar, y lo recordé todo.. como flash backs me llegaron a la mente...

- Escóndete
- ¡Corre!
- Muere...

Entonces, me dí cuenta de algo...

Miré a mi alrededor : cuatro paredes
beige me rodeaban. Estaba sobre una cama blanca, ya vendada. Con mi capa, marrón oscuro, tapándome. En una habitación poco y mal amueblada, con tan sólo un montón de camas, puestas en paralelo, una ventana al fondo y tres puertas...

Una de ellas se abrió, y dejó ver a una niñita rubia, menuda y sucia, vestida con un harapo. Sus pequeñas alas rojas hacían destacar sus brillantes ojillos marrones.

- ¡Despertó!- gritó, llena de felicidad e ilusión, como si fuese la mejor noticia del mundo...

Pronto, me ví rodeada de un montón de angelitos rojos que chillaban y hacían preguntas, todos a la vez...

Se me olvidó contar un pequeño detalle, sólo los ángeles de éste mundo, de sangre real, tienen alas negras. Yo soy Lune, princesa heredera al trono, pero, a la vez, ya no soy ella...

Una ángel rojo adulta se me acercó... -¿Cómo te llamas, cariño?

Cierto, yo ya no soy Lune, pensé moviendo levemente le cabeza, provocando que se moviesen grácilmente mi pelo, de un azul oscuro desvaído, (o azul muy claro) , y la miré a los ojos con mis profundos, ahora vacíos, ojos azules cielo y azul mar...

- Akari.

Al ver mi mirada fría y vacía, los pequeños ángeles rojos retrocedieron, casi instintivamente. La adulta de la sala, me miró con interés y preocupación. Bueno, no se ve todos los días a una niñita de 6 o 7 años con unos ojos atemorizantes...

-Vamos, niños, será mejor que la dejemos descansar un poco... -salía y se llevaba a todos ésos críos de allí. Mejor. No eran más que bultos de carne chillones y molestos...

Ahora lo importante: todos están muertos. ¿Me quedaré de brazos cruzados y escondiéndome? Respuesta: No. Me convertiré en la peor pesadilla de todos aquellos que me molesten o me quieran hacer daño. Lune era incapaz de matar, pero Akari, no.

con ése pensamiento, poco a poco, me fuí durmiendo...


........... Al día siguiente...........

Me desperté en cuanto salió un resquicio del sol. Todo estaba exactamente igual que ayer, salvo que las camas ya no estaban vacías.

Me levanté y, a paso ligero, me dirigí al cuarto de baño. Estaba tras una de las tres puertas en las que reparé aller.

Una vez "arreglada" (duchada, con mi pelo liso, por los hombros, desenredado, con mi vestidito medio desgarrado, con las vendas ya quitadas, unas converse negras y mi capa marrón) Me dirigí hacia la salida, que supuse, eran por donde ví entrar a toda esa gente.

Lo que no me esperaba era que, al salir, me esperaban dos hombres junto con la mujer del otro día...

- Hola pequeña- Me dijo uno de ellos

Yo me limité a mirarle con cara inescrutable...

-Queremos comprobar tus dotes guerreras ¿De acuerdo?

Supongo que entrenarme me vedrá bién... La verdad, poco adelantaré entrenando con el aire...

Al ver que no respondía, suspiró- Ésto no merece la pena. Habrá que esperar unos años más...-dieron media vuelta, pero antes de que dieran un paso, contesté con mi voz, dulce y suave, pero en estado de la de un muerto...

-¿Qué tengo que hacer?

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Y así es como, siguiendo a ésos dos tipos, llegué a un recinto muy amplio, cerrado, con una especie de mopa, haciendo de cuadrilátero gigante, dejando el espacio justo para que los 20 o 30 presentes se sentasen mientras otros dos luchaban entre ellos, de una forma, a mi parecer, realmente tosca.

Todos allí eran áneles rojos, ovbio,... y adultos, exceptuando a un chico de más o menos mi edad, con una capa al igual que la mía, pero negra. Tenía el pelo negro y revuelto, y unos grandes ojos azules, y reposaba a un lado, como apartado en su propio mundo...


-Bién- dijo uno de mis dos acompañantes, sacándome de mis pesamientos, y haciendo que los que se hallaban luchando parasen y se fueran a sentar...- Es hora de que luches...

Todos los allí presentes le miraron confusos y sorprendidos.

- ¡Pero si es sólo una niña! - Y tú sólo un pobre idiota, estuve por decir. Pero no malgastaría mi saliva con semejante especímen.

Entonces, uno de los que estaba a mi lado se dirigió a él - Al centro de la cuadrícula. -dijo con su gran vozarrón.

A regañadientes, fué donde le ordenaron. Vió que yo no iba y dijo- ¿A qué esperas niñita?¿Tienes miedo? No seré muy duro contigo.- Dijo con una mueca burlesca.

-Ésto es una pérdida de tiempo. -Y lo era, en verdad.

- ¿Lo véis? Hasta ella dice que va a perder.- ¿Me estaba tomando el pelo? No me ganaría ni si tuviese los ojos vendados.

Fuí al centro y cerré los ojos. Al abrirlos eran de un color escarlata intenso con reflejos ígneos... Gracias a ello, podría saber todo de ése sujeto encuanto a lucha, capacidad, reflejos y talento. Volví a cerrarlos. Negué con la cabeza. Al abrirlos volvían a ser de ésos hermosos azules. Mi primera impresión de él no era errónea...

-Esque tú eres demasiado dévil.

-¡¿Cómo te atreves?!

Me dirigí a los hombres de la entrada - Todo vale para él, pero yo no puedo usar la magia natural, ¿Vale?

Los hombres me evaluaron con la mirada, y, tras su pequeña inspección ·Que de nada les iba a servir· , Asintieron al unísono.

- ¡Empezad!

Entonces, con gesto muy confiado, se avalanzó sobre mí. Le esquivé sin esfuerzo. Ésto durante varias veces. Al final, indignado, el muy idi*ta, "indignado"- aunque devería estarlo yo, por tener que enfrentarme a él- decidió usar magia.

Una gran bola de fuego se aproximaba hacia mí. Sentí el calor abrasante de ése fuego acariciando mi piel. Antes de que me llegase noté ésa descarga eléctrica que tan bién conocía recorriendo mi cuerpo, pero debía abstenerne. Son mis propias normas.

Corro a una velocidad vertiginosa hacia él y, de un golpe seco en la nuca, causo que pierda su conocimiento...
Cuando me di la vuelta, dando por terminado el combate, noté a mi espalda lo que para mí era un ruidoso acercamiento. Cuando ése hombre se intentó abalanzar sobre mí, giré sobre mis talones, esquivándolo, y le arremetí, dándole un fuerte puñetazo en la boca del estómago, causando que se le cortase la respiración. Cayó estrepitosamente al suelo, boqueando, en busca de aire que apenas sí llegaba a sus pulmones, ya sin fuerza para levantarse...

- Perfecto- dijo gratamente sorprendido uno de los hombres que me trajeron- Pequeña, oficialmente ya eres una de nosotros. Una asesina a sueldo.- Su gran y burlona sonrisa me hacía querer estamparlo contra el suelo, pero supongo que no debía actuar precipitadamente...- Soy el segundo al cargo de éste lugar. Me llamo Jonh.

-Akari.- dije secamente.

Entonces, una figura corpulenta y alta, muy bien conocida por mí, entró en la estancia... -¡Maestro!- le gritaron todos, poniéndose en pié. El castaño ojimiel se dedicó a mirarme, con una mezcla de sorpresa y alivio en el rostro.

- ¡Ah, sí!- dijo Jonh- ¡Ella es Akari, acaba de unirse al grupo! Akari, éste es Arón. Él es que lleva todo ésto y nos consigue los trabajos.

-bien chicos- Dijo Arón- dejaos de charlas y poneos a entrenar. Señorita, ¿Podrías acompañarme?

Por toda respuesta empecé a andar tras de él. Me guió hasta cerca de la entrada, a una sala que parecía más bien un bar. Nos paramos frente a una de las paredes, donde haía varios papeles pegados o con chinchetas.

- Aquí es donde ponen los trabajos. e abajo a arriba van de fáciles a difíciles. Aquí también se ponen quien pide el trabajo y la recompensa- me explicó. Entonces, aun mirando la pared empezó a susurrarme- Princesa, ya oí lo ocurrido y me sorprende que esteis viva. ¿Quiénes...

- Solo yo- le corté, en susurros.

-Ya veo... ¿reclamará el trono?

-No lo sé, pero no lo deciciré hasta haber acabado con el causante de todo...

-Bien entonces...- dijo ya en voz alta- hay un chico de tu edad, Alec. Entrenarás con él.

Asentí y me encaminé de nuevo a la sala de prácticas...

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